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EL TELETRABAJO Y SU GRAN PARADOJA

El teletrabajo viene definido como trabajo a distancia: el que permite desarrollar nuestras tareas profesionales en un lugar diferente a la oficina o alejado de las instalaciones habituales, mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Esta forma de trabajar, en realidad, no es nueva. Muchas profesiones que requieren viajar constantemente, much@s CEO’ s, emprendedores/as o empresari@s, conferenciantes, periodistas, jefes/as de compras en el mundo de la moda, profesionales del audiovisual, propietari@s de un e Commerce, entre muchos otr@s, ya venimos, desde hace tiempo, trabajando desde cualquier lugar, sean aeropuertos, oficinas de clientes, hoteles, cafeterías, trenes de largo recorrido, bibliotecas, en  nuestra propia casa, etc. apartad@s de compañer@s y jefes, sin más compañía que nuestros ordenadores portátiles y teléfonos móviles. Sin embargo, como siempre tiende a hacer el ser humano cuando se produce una situación dramática es buscar elementos que den juego para generar bombo y platillo y aprovechar las circunstancias para convertir aquello que ya existe en novedoso. El objetivo no es otro que crear nuevas necesidades y potenciar el consumo de productos y servicios en determinados sectores. Y es que resulta que esta intención de tratar el teletrabajo en modo “realidad aumentada”, ha conducido de forma masiva y, disculpadme si me causa cierta risa, al bautismo de esa “nueva normalidad” que nadie sabe muy bien qué es.
Seamos sensatos, trabajar desde casa sin duda es una forma de teletrabajo, porque efectivamente no estás en la oficina y para ello necesitas estar conectado a internet y de forma virtual accedes a toda la información para la que estás autorizad@, pero no es la única forma de hacerlo.
El teletrabajo ha sido siempre muy utilizado en profesiones itinerantes, como ya comentaba,  en las que el/la profesional hoy está aquí y mañana allá, profesiones que no tienen horario ni lugar fijo, como las anteriormente mencionadas o también las profesiones artísticas: escritores, pintores o escultores, músicos, que suelen tener el estudio en casa,  influencers, incluso profesores/as, quienes una parte de su jornada la desarrollan en el centro formativo y otra parte en casa o donde sea,  por ejemplo cuando corrigen exámenes o trabajos.

Sin embargo, el teletrabajo del que hablamos ahora no es más que una opción forzada generada por este confinamiento en la que hemos tenido que trasladar la mesa de oficina al escritorio de casa, para pasar de trabajar bajo unos estándares regulados por la ley de PRL a trabajar bajo unas condiciones, en la mayoría de los casos, en las que toca ir esquivando o soportando multitud de interferencias que generan mayor desgaste y efectos perjudiciales para la salud.

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Desde luego este home office que estamos viviendo y que ha nacido de forma obligada y sin estar preparad@s, esperemos que no haya venido para quedarse tal como se está desarrollando, pues para el/la trabajador/a supone realizar sus tareas en unas condiciones de presión extra que aumentan los niveles de estrés y que al final no le permiten estar ni aquí ni allí.
Estar al teléfono con un cliente mientras tu hijo te llama o se tropieza, cae y llora, o riñe por un juguete con el hermano, o se encarama a una silla para coger algo (cosas normales de niñ@s) no nos permite estar concentrad@s.
Hace poco tuve una videollamada con un comercial para que me expusiera  una serie de servicios de recruitmen que ofrecen, promociones etc. y durante el video-encuentro tuvo que pausar la cámara  5 veces e interrumpir la reunión porque su hijo estaba demandándole. Cada vez que reanudaba la conversación le iba notando más y más nervioso y menos convincente. Se le veía estresado, desmotivado y con ganas de cerrar la sesión sin importarle la venta, realmente. No compré, lógicamente.
Está claro que así no se puede trabajar y mucha gente, desafortunadamente está teniendo que hacerlo, pero los resultados no pueden ser como debieran.
Digan lo digan, esta forma de home office ni ofrece mayor rendimiento ni concilia la vida laboral con la personal.
El problema está en que mientras las escuelas, guarderías u otros servicios de acogida para nuestr@s hij@s no estén funcionando, para quien no puede contar con l@s abuel@s, que son los que siempre cubren las espaldas en todo esto, no hay opción y toca maltrabajar, o lo que es lo mismo, trabajar bajo unas condiciones que no son sanas ni beneficiosas para l@s profesionales ni para las empresas.
El teletrabajo desde luego es y ha sido siempre una opción flexible e interesante para much@s profesionales pues aporta ventajas como optimizar tiempo, favorecer la mentalidad del trabajo por objetivos, ayudar a ganar en autonomía y automotivación, proporcionar vivencias curiosas y diferentes, posibilitar la optimización de recursos…. siempre y cuando pueda realizarse en unas condiciones adecuadas y alejadas de distracciones que supongan una sobrecarga y vayan en detrimento del rendimiento,  la salud y los resultados.

Silvia G. Argente

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